Así habló Zaratustra
La obra «Así habló Zaratustra» de Friedrich Nietzsche ha sido ampliamente estudiada y admirada en el mundo de la filosofía. Sin embargo, existe una crítica fundamental que subyace en la utilización de un personaje histórico y añadir a éste un cúmulo de ideas que no le pertenecen. Sí, tal cual como lo oyes: Nietzsche empleó a Zaratustra como un recurso para hacer creíbles sus propias ideas, presentando una aparente conexión con una figura histórica, a fin de obtener aceptación y reconocimiento por parte de la sociedad.
Verás, durante buena parte del siglo XIX e inicios del siglo XX, se afianzó en la población europea una especie de fascinación colectiva por la cultura e ideas religiosas orientales, autores famosos de la época como Hermann Hesse y su obra Siddhartha son un buen ejemplo de esto. Nietzsche, consciente de esto y convencido de que, ninguna religión debía ser considerada como parte de la cultura, creyó que la mejor forma de hacer aceptables sus propias ideas sería atribuirlas a las fascinantes y populares culturas orientales, apropiándose de una figura histórica reconocida.
El autor sabía que los más letrados de la época reconocerían las inconsistencias entre sus ideas y las del personaje pero, con suerte, la masa menos educada de la población occidental, no serían capaces de reconocer el timo y de esta manera, «colaría» sus ideas de manera desapercibida.
La manipulación histórica de Nietzsche
Zaratustra, también conocido como Zoroastro fue un líder espiritual perteneciente al antiguo imperio persa, que incluso a día de hoy tiene una gran cantidad de seguidores y simpatizantes. Fue el precursor del zoroastrismo, una corriente de pensamiento absolutamente contraria a la de Nietzsche. Entre otras diferencias que se pueden mencionar vale la pena resaltar que Zaratustra creía en un único Dios todo poderoso (a diferencia de la mayoría de las creencias politeístas) que sí estaba íntimamente vinculado en la vida diaria de los hombres; creía que la maldad de la tierra surgía de una especie de dualismo espiritual de los hombres y las mujeres, quienes vivían en una constante lucha entre hacer el bien o el mal; y predicaba la resurrección después de la muerte y la existencia del alma como entidad inmortal.
Todas estas ideas, como verás, absolutamente contrarias a la visión de un mundo sin religión y sin dioses, que el autor intentó imponer con su relato. Como verás, Nietzsche reinterpretó y distorsionó la figura histórica de Zaratustra para adaptarla a su propio discurso filosófico. Esto implica una apropiación indebida y una falta de respeto hacia el legado de una figura histórica. Al alterar las ideas y creencias de Zaratustra para encajar con su propia visión, Nietzsche muestra un desprecio por la integridad del pensamiento histórico y socava la confiabilidad de su propia obra.
La falsa legitimidad de Zaratustra
Nietzsche recurrió a Zaratustra, figura histórica, con el objetivo de infundir autoridad y credibilidad a sus propias ideas filosóficas. Al utilizar un personaje histórico reconocido, Nietzsche intentó presentar su obra como una continuación lógica del pensamiento de Zaratustra, lo cual es problemático desde una perspectiva ética e intelectual.
Por otra parte, el uso de Zaratustra como vehículo para transmitir las ideas de Nietzsche plantea serias dudas sobre la originalidad y la integridad intelectual del autor. Esto muestra una falta de confianza en la validez intrínseca de sus propios argumentos: «Mis conclusiones no son irrefutables, no tengo pruebas sólidas que las defiendan, apelo a popularidad y respeto de un personaje histórico que ha muerto».
El hecho de que Nietzsche necesitara recurrir a un personaje histórico para dar fuerza a sus argumentos plantea interrogantes sobre la originalidad de su filosofía. ¿Por qué no pudo presentar sus ideas de manera autónoma y sin depender de una figura histórica para respaldarlas? Esta dependencia sugiere una falta de confianza en la innovación intelectual y la capacidad de persuasión propias, lo que disminuye el impacto y la credibilidad de su obra.
Conclusiones
Si bien «Así habló Zaratustra» de Nietzsche ha sido ampliamente elogiado y estudiado en el ámbito de la filosofía, es importante destacar las críticas en torno a la utilización manipuladora de un personaje histórico. Quienes defienden la obra del autor alegan que se trata de una historia ficticia narrada en forma de novela; sin embargo, las intencionadas semejanzas con el personaje histórico, además de la visible intensión de mostrar al personaje al inicio de la historia como un sacerdote que se arrepiente de sus pasadas creencias espirituales, implican una intencionalidad clara de manipulación.
Al emplear a Zaratustra como una herramienta para hacer creíbles sus propias ideas, Nietzsche socava la integridad intelectual y la originalidad de su obra. La dependencia de un personaje histórico muestra una falta de confianza en sus propios argumentos y plantea dudas sobre la validez y la honestidad intelectual del autor. En última instancia, esta manipulación histórica resta credibilidad y relevancia a «Así habló Zaratustra» como una obra filosófica independiente y autónoma.
Dicho esto, surge la pregunta ¿Vale la pena leer el libro? -Y la respuesta, desde mi perspectiva es un «sí» condicionado. Como figura literaria es una obra que merece la pena leer y disfrutar; siempre y cuando se haga con un pensamiento crítico y teniendo presente en todo momento que es una pieza de ciencia ficción y no un relato histórico.