En 1865, el autor francés Julio Verne publicó su famosa novela «De la Tierra a la Luna», en la que imaginó una misión espacial para enviar a tres hombres a la Luna en un cohete gigante. La historia, que fue innovadora en su tiempo, contenía numerosas predicciones sobre la ciencia y la tecnología que podrían utilizarse en una expedición espacial. A medida que la exploración espacial se ha desarrollado en las últimas décadas, muchos de los elementos descritos por Verne se han convertido en realidad.
Una de las predicciones más notables del libro es la forma en que Verne describe el cohete que llevaría a los astronautas a la Luna. El «Columbiad», como lo llama en el libro, es un cañón gigante de 900 pies de longitud, que utiliza una explosión para lanzar al cohete a la Luna. Aunque este método en particular no se ha utilizado en la vida real, la idea de un cohete que se lanza a la Luna se hizo realidad en 1969 cuando la misión Apolo 11 de la NASA llevó a los primeros astronautas a la Luna.
Verne también imaginó muchas de las dificultades técnicas que los astronautas enfrentarían durante un viaje a la Luna. En el libro, los astronautas se preocupan por el peso de los suministros que llevan a bordo del cohete, y la necesidad de llevar suficiente aire y agua para sobrevivir en el espacio. Estos mismos problemas de peso y suministros son algo que los ingenieros de la NASA tuvieron que resolver cuando diseñaron las misiones Apolo. La necesidad de un sistema cerrado de soporte vital, que permitiera a los astronautas reciclar el aire y el agua a bordo, también fue descrita en el libro de Verne.
Otro elemento que Verne predijo con precisión fue el momento del lanzamiento del cohete. En la novela, el lanzamiento se programó para el 1 de diciembre de 1865, en un momento en que la Luna estaba en una fase favorable para la misión. En la vida real, la mayoría de las misiones a la Luna han tenido lugar en momentos específicos del mes lunar, cuando la posición relativa de la Luna y la Tierra es óptima para el lanzamiento.
También es notable que Verne describiera la sensación de ingravidez que los astronautas experimentarían en el espacio. En el libro, los personajes describen cómo se siente flotar libremente dentro del cohete, algo que solo se entendió completamente después del primer vuelo espacial tripulado por Yuri Gagarin en 1961.
En resumen, aunque «De la Tierra a la Luna» es una obra de ficción, contiene muchas predicciones impresionantes sobre la exploración espacial que se han hecho realidad en las últimas décadas. La descripción del cohete, la consideración de los suministros y el soporte vital, el momento del lanzamiento y la sensación de ingravidez son solo algunos ejemplos de cómo Verne imaginó un futuro que ahora es una realidad. La capacidad de Verne para imaginar un mundo que aún no existía, y hacer predicciones precisas sobre él, es una de las razones por las que su obra sigue siendo tan relevante hoy en día.